Hay abismos que se curan con palabras,
palabras que resurgen de cenizas
que se queman y se olvidan
y se ocultan y se espantan.
Hay abismos que nos conforman
y nos hacen más reales,
pero más livianos, viento
tibio y ebúrneo que en el tiempo se escapa;
y no seremos nada salvo ese aire
que respiro entre palabras y olvidos,
si tan sólo supiera donde acabo,
donde termino;
en qué ráfaga empiezo,
qué latido merezco y ansío,
qué palabra hago recordar;
yo solo quiero ser recuerdo
olvidarme del mar, la calma,
el viento;
quiero ser ese recuerdo en mí
que me haga inmortal y quizá eterno,
una mancha en los ojos
y también en el tiempo,
quiero recordarme alguna vez,
significarme en mis abismos,
conformarme en mi tiempo.