Vivir sin sentir sería un sin sentido

"Sé el cambio que quieres ver en el mundo"


Pequeñas pinceladas literarias de rápido consumo


sábado, 24 de diciembre de 2016

De frente

Al mundo le hace falta ser más directo.
Ir de frente y sin rodeos,
comerse la tierra envenenada
cuando la haya arrancado de raiz;
echar de menos
y no parecer que echa de más.

Aprender
que depender de los demás
no nos hace menos capaces,
ni menos libres;
si bailar nuestro compás
y seguir a nuestros pies
se vuelve prioridad,
y no escondrijo de impulsos
a olvidar.

Contemplar
que la ofensa no es la palabra necia:
es el oído sordo;
porque más vale desdicha
y dureza sincera,
que elogio barato
y beso de Judas.
¡Atrás!
No quiero más sonrisas,
y duchas de aguarrás,
y trozos de cristal
en la espalda y en la luna.
Vísteme despacio, que tengo prisa,
desnúdame, que quiero ir lento;
y caminar muy poco
pero de verdad.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Esquirlas de esbozo

A veces despierto más temprano
y miro las huellas de trenes lejanos,
de los pasos que di 
para no perderme en el pasado;
ya sabéis,
para no nadar en círculos vendados, 
ni pincharme en la misma herida,
ni apretar el mismo gatillo
-quién volviera a tus heridas 
si yo no las hiciera-

Y entonces me miro 
y me veo más vieja,
más lejana y más tosca, ciega;
con más arrugas y más raíces
o cicatrices.

Y me imagino mirando un tranvía,
adornado de esquirlas,
alejándose a oscuras
de la memoria de esbozos, 
perdiendo la cordura,
me imagino a mí
despidiendo al amor (o a la guerra),
triste 
y serena, 
dentro de lo estable del sentir.

Y despierto del cuento y vuelvo a las vías,
y vuelvo al espejo,
al reflejo;
pero esta vez no hay trenes,
ni esquirlas,
solo pocos trazos de cordura, 
en un mar que ya no grita nombre
porque no tiene olas,
ni barcos, ni hombres.

Mira cómo se aleja el tren del puerto
olvidándose de él mismo 
y de sus recuerdos,
mírame despidiéndolo,
cuando parte a morir sin amor (y sin guerra).
Mírame vacía,
al borde del abismo 
y despojada de mí,
Mírame llena de hastío
mírame hueca, perdida
y sin sentir,  .

viernes, 7 de octubre de 2016

Incertidumbre

La verdad es que escribo para que un día existas;
para que llegues sin deshacerte,
para que no desaparezcas al abrir los ojos.
Eso es, que existas sin perderte;
sin fisuras del pasado,
sin historias que me hagan dudar
si has vuelto o he retornado;
para que un día despierte y esta incertidumbre
tosca, amarga y febril
al final solo la hubiera soñado,
y estuvieses cerca, caliente, risueño;
y exhausto.
La verdad es que escribo para que un día
me hagas (querer) existir.

miércoles, 3 de agosto de 2016

P

Detrás de las máscaras que forjé
entre tus párpados y los míos,
detrás del horizonte que abría
cada noche entre nosotros
besando otros cuerpos,
callándote si hubiese podido
hasta en el silencio;
quién me iba a ver a mí ahora
con un compás borracho,
y un par de lágrimas antiguas,
abrazando hasta las gotas
que caen de tu aroma;
ese que cuando te das la vuelta
te marca como inolvidable,
centellas que nadie puede apagar;
y que por suerte
(o ya no sé si por desgracia)
hará que no te pueda olvidar.

miércoles, 20 de julio de 2016

Memorias

Tengo la sensación
de que he malgastado demasiado tiempo
en cerrar cremalleras,
y construir pasadizos;
demasiadas veces cerrando la puerta
para no verme los ojos,
me da miedo la imagen del espejo
y mi reflejo en las miradas
porque no me reconozco.

No he tenido el valor
de apreciarme en mis cicatrices
y en mis despojos,
ni he sido capaz de quedarme contigo
porque no sabía qué quedaba de mí,
ni cómo.
Y aún me sigue sorprendiendo
cómo puede ser más fácil,
más natural y automático,
dejar de lamerse las heridas
para caer en el olvido,
y el abandono.

Tengo la sensación
de que ya no me pierdo
para encontrarme,
sino de que me encuentro conmigo:
en cada mano que me acaricia
y me hace daño,
en cada grito revenido
que me pide que despierte
de mi sueño amargo;
de que me encuentro conmigo
para perderme,
para sentirme
un antiguo extraño.

viernes, 8 de julio de 2016

Cerillas

Lo confieso, he firmado poemas sin tinta,
y he besado labios sin ansia,
y he llorado sin ganas,
y dormido sin sueño.
He prometido a Dios y a la luna
que volvería a morder unas caderas
que nunca compusieron mis bailes,
ni descompusieron mis gestos.
Le he jurado al viento
que ya jamás me enamoraría,
cuando sé de sobra que sin morir me muero.
He quemado cartas para olvidarte,
sin saber cómo borrarte de aquí adentro.

Lo confieso, de veras:
he tenido mucho miedo;
porque perderte en el olvido
significa ganar tiempo,
y perder alma;
ganar la dichosa calma,
pero helarme por dentro.

En cambio,
siempre tendré que agradecerte lo debido.
Que fueras poemas con tinta,
y besos con ansia,
y llantos con ganas,
y noches donde caer rendida
con sueño.
Contigo ni a Dios ni a la luna he prometido
morder caderas sin rabia.
No le juré al viento
que no me enamoraría,
llegó demasiado tarde
y me pilló haciéndote el amor
muy lento.
No he quemado cartas para olvidarte
porque el fuego lo dejé en tus sábanas,
y en tu cuerpo.

Y ahora que no estás
el recuerdo me pesa, me angustia,
me quema, me araña, me lleva, me aplasta;
pero sólo si alguna vez te fijaras
en el tinte de las miradas
con las que leo tus cartas,
y te pienso desnuda;
en la sonrisa apacible
que se aparece cuando acepto que te perdí;
en cómo cierro la ventana
porque no espero que la brisa te traiga.
Sabrás
que soy una hoguera en llamas,
y que necesito que me prendan fuego;
y tú has sido de esas cerillas
que no rechazaré,
que no importan las cenizas de después:
no rehusaré tu recuerdo.

                                        

viernes, 24 de junio de 2016

Soledades en galerías

Recórreme estas soledades y galerías que tengo incrustadas con la lengua. Borra el camino con saliva, que mis lágrimas no sirven para limpiarme los escombros.
Quiero que seas mi escoba personal, esa que sirve para recoger y para hacerme volar como una bruja. Que no me importa dar miedo si es por amor intenso, por brillos en la lengua o pupilas dilatadas.
Que no me importa la desdicha si las galerías esconden tu nombre al final de la sala.

lunes, 20 de junio de 2016

Despertar(te) y dormir(me)

No hay soledades que no las grite el viento,
que no las arrastre el polvo
con el que se pintan las dunas,
en este desierto que se vuelve la vida
cuando cruzas la puerta del desamparo,
cuando disgregas demasiado el jugo
que cosquillean tus manos,
cuando tienes demasiadas respuestas
o demasiadas preguntas
para tanto invierno
y tan poco verano.

No hay soledades que no se escondan
en la cárcel que pintan esas pestañas,
esa pena que sólo esconden las cartas
que entre rejas van dibujando
los contornos que aman;
esas pestañas por las que veo
las cortinas que tengo que destapar
para empezar la mañana.

No hay soledades que no se encierren
en mis adentros sombríos,
llenos de calles desiertas
y de besos podridos;
siempre lo digo,
que soy un diptongo sin ritmo,
o un hiato sin acento,
que tengo dentro del aliento
tus notas sin compás
y tus canciones sin brío.

sábado, 18 de junio de 2016

Pero en esta brisa que me araña
que me empaña
y me empapa
de lágrimas el vestido
que me regalaste de lunares
que me llenaste de frío
de soledad y pesares
que ya no se ni a quién le escribo
si a mi musa perdida
al viento de abril
que grita tu nombre
al amor que soñaba despierta
y vivía dormida
que nunca tuve
o a la sonrisa que se estrelló
cuando mi infancia se rompió
y entre escombros sostuve

 

sábado, 11 de junio de 2016

-

Si resulta que no existes y que eres producto de mi creatividad, tengo la imaginación más bella jamás vista.

miércoles, 8 de junio de 2016

Estás

Me fundo en tus versos
como si me bañase en el mar,
me enrollase en tus sábanas,
me perdiese deprisa,
aún con el miedo
de verte demasiado cerca;
y encontrar en tus lágrimas
vestigios de recuerdos,
de venenos difusos,
de pisadas borradas;
por eso
espero.

Pero luego huyo
sin poder evitarlo
otra vez a tus manos,
a tus besos
maquillados de rimas,
y respiro hondo
en silencio,
me preparo para volar
el vals de tu cuerpo.

y vuelve a resurgir esa necesidad
de tocarte
y amarrarte,
o tal vez amarrarme
entre mis dedos.

Y vuelve a resurgir ese afán
por dibujarte,
ahora entre mis versos.

martes, 31 de mayo de 2016

Mis trampas y tu juego

No me desvela ese amanecer rojizo
si no me despierto entre tus piernas,
ni me trastocan los acordes
que no vienen de tu garganta,
ni me angustia la espera
si la descargo en tu espalda,
si la limpian tus lágrimas
con las que quiero acabar.

No me dan miedo los espejos
que me enseñan tu nombre
dibujado entre tus dientes,
esos que me dicen sin palabras
que hay brillos que no se ven:
se sienten;
y hace tiempo que tengo una perla
que me ata sin atar,
y que descubre un trémulo rostro
con las cerillas que enciende.

Creo que lo más bonito que puedo decirte
(y lo más sincero)
es que no deberías preocuparte,
porque puedo vivir sin ti;
pero me dolería levantarme todos los días
y quemarme sin fuego,
y andar sin zapatos,
y perder con mis trampas
y sin tu juego.

viernes, 29 de abril de 2016

Espiral

Hay una espiral incandescente
que asciende en la luz de las miradas,
de las sombras recorriendo las calles.
Se viste del tiempo,
de besos rozando los recuerdos,
de manos tatuadas de despedidas.
Sube y sube la espiral;
nadie la ve, pero todos la sienten,
las curvas del compás de los pies
al caminar.
Qué desdicha la mía
esa de andar en volandas,
en círculos,
dando pasos de ciego
para darle la vuelta a la espiral,
y volver a verte de lejos.

miércoles, 13 de abril de 2016

Me pierden las miradas

Y qué le voy a hacer si me pierden las miradas
y me eclipsan los abismos,
si me derriten los montes poblados
en tu frente y costado,
los mullidos colchones
húmedos y jugosos en tus labios.
Y qué le voy a hacer si se quiebra helado
mi guante en el fuego,
de las horas dibujando en el lienzo,
de las arrugas de tus manos.

Que yo te juro, sin demora;
sin aliento si hiciese falta,
que te amo como si se cayese el cielo
en la escala de tu risa
o en los enredos de tu pelo,
que yo te juro corriendo el riesgo
de perderme entre la brisa
de tu adiós sin consuelo,
que me arañan los horizontes
si no acaban en tu espalda,
o en el lunar escondido entre mi falda
y tu cuerpo.
Que no te miento
si te juro que te quiero,
pero me pierden las pestañas de jazmín,
y los cigarros con carmín
revenido,
y alcohol sin destilar;
regalando píldoras de mi saliva
entre el roce y las brasas.

no puedo serle fiel a tus besos,
pero te llevo en todos mis mapas.

lunes, 21 de marzo de 2016

Grietas en la memoria

Pueden preguntarme con toda la bondad del mundo que por qué escribo, y no sabré contestar. Quizá es porque es la única forma posible de encontrarme con mis ojos, de vaciar el viento que llevo dentro. Algo así como respirar antes de fundirte en el océano, de besar después de hacer el amor, de cogernos de la mano si tenemos frío. 
No sabría explicarlo, pero es algo natural. Como si los versos se fundiesen con mis manos, o las palabras le dieran forma a mis pestillos. 
Algunos prefieren perderse entre lo cotidiano (o más bien entre una sola y única forma de mirar), por mera costumbre o inercia, temor al desequilibrio. Tal vez, en ese caso, escriba por miedo a perder esas grietas del cielo que esconden nuevos crepúsculos, y un nuevo modo de conformar la existencia. Qué sería de nosotros sin la sorpresa de la lluvia, sin abrir libros nuevos y romper antiguos vasos de cristal. 
Y entonces aparece la palabra, como salvadora de esa incomprensión, ese abrazo cálido que te acompaña en el sencillo pretexto de explorar(te) entre otras posibilidades, de encontrar(te) entre arenas de otras playas. Existen almas con esa capacidad (o condena) de sacar las gotas de rocío, las grietas de la memoria, el brillo de lo insólito y lo jamás pensado; y traducirlo entre letras y espacios. 

sábado, 12 de marzo de 2016

Un poco de medicina

"No hay enfermedades, hay enfermos"

Eso en concreto no lo he aprendido (sólamente) de mis idas y venidas por el hospital, por consultas, haciendo de ficus que escucha y no existe (y muchas otras prácticas reconozco que sí he tomado un papel más activo, pero no precisamente en las de la facultad).
El caso es que quería tratar de sintetizar qué he aprendido durante mis pequeñas estancias en el hospital. Qué es el trabajo médico (y de todo el hospital, con todos los profesionales de la salud), cómo se lleva a cabo.
Esa frase, la del principio, es muy cierta. Me la dijeron en la facultad y no he podido dejar de verla en cada paciente que entraba por la puerta. La medicina no es buscar un diagnóstico. No es una enumeración de síntomas que concluye fácilmente en la etiología de una enfermedad. Es mucho más.
La medicina es un paciente que está preocupado, que sabe mejor que nadie que algo no va bien. La medicina es tener una serie de síntomas que no van a ser los mismos en pacientes diferentes, a pesar de tener la misma enfermedad. No se trata de hacer miles de pruebas complementarias sin ni si quiera mirar al paciente a los ojos. Hay que saber ver, a pesar de las barreras de la comunicación: entre lo que el paciente dice y miente, y lo que oculta. Lo importante es la clínica, los síntomas personales de cada uno. Ver la enfermedad como un todo que se interrelaciona.
Sin duda, nada es tan fácil como buscar un diagnóstico brillante sin más. No se puede, además, tratar de buscar ese diagnóstico brillante y olvidar el sufrimiento del paciente mientras se realiza. El arte de la medicina es buscar el beneficio del paciente mientras, a su vez, tratas de encontrar la causa de sus dolencias en unos síntomas ÚNICOS que siente él, de forma propia. A nadie le gusta ser objeto de estudio. No se puede olvidar que es una profesión humana, al fin y al cabo.
"La medicina es eso: un poquito de ciencia, y un mucho de sentido común y humanidad"

jueves, 3 de marzo de 2016

Sordas palabras

No comprendes que no puedo comprenderte,
que mi entendimiento está nublado,
que mis ojos no pueden más,
que tus palabras son necias 
a mis oídos ya tan sordos,
que todos los sonidos le parecen recuerdos
y los olvidos esbozos. 

No comprendes que no quiero que repitas
la sarta de alabanzas de siempre,
que no necesito oir la sal del adiós,
las luces de la memoria,
en la playa tan azul e inerte
que ahora humedece sus alas secas
en las lágrimas que asoman,
y en la desidia se mueren.

No comprendes que no voy a creerte
aunque tus versos sean luciérnagas,
y tus plegarias dulce panacea
que mis dientes piden sin rechinar.
Que tus actos desmienten tu historia
mientras tus pasos corriendo se van.
Necesito decirte
que si de veras sintieses este ardor,
la antorcha del fuego de mis entrañas,
los acordes de tus brazos al vestirse,
y las velas tórridas de tus ojos
cuando me van a desnudar; 
en la despedida no habría más cabida
para la amnesia,
la risa, 
la calma;
estaría todo ocupado por los besos
y nuestros pies al andar.

domingo, 28 de febrero de 2016

Vestido negro

Si estuvieras limpio,
lleno de algodón y envuelto en seda,
brillando en la cama,
haciendo envidiar al sol con tus luciérnagas.
Si no tuvieras sombras,
ni oscuridades que dibujaran tus pestañas;
azabache petroso en tus párpados,
que todos tus miedos pintara.
Si no tuvieses garras,
detrás de esas manos suaves y delgadas,
que maquillasen de luto
negras oscuridades, lentas lágrimas;
esos frígidos garfios,
que a ti mismo arañaran,
cuando todo te parece tan absurdo
como la propia existencia,
o la ansiada necesidad de besar(me)
sin recordar el mañana.

Quiero decir,
que si no tuvieses esas negruras,
esos defectos,
tan característicos y despreciables,
esos tics
en las cejas cuando sonríes,
esa manía de mirar abajo
cuando el rubor alcanza tus hoyuelos,
esa obsesión
de mirar al suelo pisando el cielo,
de mirar al cielo cuando el suelo te busca
o cuando te busco yo
enredándome en tu pelo;
probablemente no te querría de esta forma
tan fuerte y libre como el fuego,
tan abstracta que veo sus contornos
jugando con lo concreto,
con ese material inmaterial
que en tus pasos huelo
y en tus besos siento.

Es como si toda la luz
que descargas,
que recitan tus palabras,
llevara un vestido negro.
Lleno de harapos y desgarros,
de mugre y hiel en las costuras,
de frío y suspiros en sueños;
pero, vaya,
¡Qué bien te sienta!
qué forma le da a tus curvas,
qué comisuras mas jugosas,
qué ojos y miradas más intensas;
qué único se vuelve tu arte,
con tus matices como dueño.

viernes, 19 de febrero de 2016

Me faltan poemas

Dejarte fue
como arrancarme las entrañas,
arrancando tus semillas de mis frutos.
Como arrancarte la piel,
que araña,
mientras caen mis uñas a pedazos.
Como tus playas sin arena;
como arrancarte arrancándome,
de mis labios y pestañas.
Como quemarte quemándome,
y supiese distinguir la diferencia.

Dejarte fue
algo así como romper los espejos
por no saber reconocerme.
Como no saber ver aun mirando,
porque me faltasen ojos
y miradas.
Fue perder los pies,
o el camino.
Fue el destino jugando sucio
con la crueldad a su vera,
con el azar y la suerte de su parte,
y la sonrisa a su espalda
malévola,
mientras no sólo nos obligaba a ser sombras
y cenizas,
sino que tendría que ser yo
la que cerrase los ojos
y esperase a que las horas
y el viento
te arrastrasen.

Dejarte fue
aprender a olvidar la memoria.
Aprender a construir
con dos manos menos.
Fue detener el anhelo,
febril e incontrolable,
de sentir que cada esquina tiene tu nombre
y detrás tu huella y aliento.
Fue perder la esperanza
de encontrarte
ese día (y todos) en la estación,
con el viento conversando con tus cabellos,
y los pájaros envidiando tus alas,
y la nostalgia pintando tu cansancio
de lágrimas vacías y saladas.
Añoro tu sal en mis lágrimas,
ahora duelen como sombras
amargas,
como mis talones
paralizados en tus sábanas.

Y ya ni los versos gritan
ni melodiosos cantan,
me faltan poemas,
me sobran palabras.

lunes, 15 de febrero de 2016

Donde estés te quiero libre

Te quiero libre
sin ser de nadie,
que no seas tu misma.

Adoro tus defectos
siempre que no te rompan 
las pupilas,
y te cieguen en el intento
de descubrirte sola, 
y desnudar la vida.

Adoro tus virtudes
siempre que no te venden,
y te hagan elegir con destreza
y sabiduría,
cómo renovar fuerzas
y emprender el cambio, la mejora;
renovar, ser menos estela;
y más tú, construída.

Adoro tus miedos
siempre que se conviertan en fuego,
y motor de la chispa;
de luces entre escombros,
de pupilas encendidas,
y no te encierren en la sombra
de una incertidumbre
que sólo tú tejes,
y respiras.

Adoro que tus labios griten,
y que tus ojos lloren,
y que tus manos arañen,
porque cada vez que despiertas
puedo verte más de cerca,
más real, todavía.

Más tu cuerpo, sin cárcel
ni rendijas.

miércoles, 27 de enero de 2016

Silencios

Hay silencios más espeluznantes
más visibles y tenebrosos
más vociferantes
que gritos.

Hay silencios que dicen más
que cuentan libros´
Hay hechizos en la risa
más palabras en los silencios
que en los gritos.

Sabiendo esto puedo escucharte
descubriendo la madreselva
con un perfume que no es el tuyo
para olvidarte
dibujando siluetas
con tal de no mirarte en el espejo
cerrando los ojos
para imaginar que eres otra
guardándote dentro
todos los fantasmas que ahogan
para no aceptar
que no hay nada más que tú
y tu sombra.

Pero los silencios nos engañan más
que gritos, versos
y las estrofas.

sábado, 23 de enero de 2016

Que no decaiga la vida

Escapemos
de las raíces del hastío,
de los alambres de una certidumbre errática, fija;
e inamovible.
Vamos a huir de flores y sueños
atrapados en imágenes y olvidos,
en la memoria que se alimenta del anhelo
y la desesperanza.
Que no cunda el pánico,
y el desaliento;
estamos aquí,
con dos manos llenas de rajas,
y dos ojos llenos de espíritus,
y dos lágrimas llenas de fuerza;
para vencer la muerte gris
que acecha en los acertijos,
que abandonamos en la pesadumbre.
Que no decaiga el humor
ni gane el pesar
observando el crepúsculo.
estamos llenos de vida
y sólo miramos el caer de la hoja;
estamos llenos de vida
que no la conquiste la sombra.

martes, 19 de enero de 2016

El mundo de una pestaña

He roto la promesa
que le hice a tus labios
de no romperme cuando no me tocasen.
Lo siento,
No me dan igual esas manos
que se unen (¿las ves?);
las nuestras,
que se otorgan esa calidez
a tan solo un palmo.
Perdóname, me hundo;
pero ese roce que para ti es caricia
para mí es un mundo.

lunes, 18 de enero de 2016

Pájaro de metal

Me besaste y yo quería volar,
alzar el vuelo;
donde las palabras no han sabido tocar.
Y desperté,  ´
mirándome las alas rojizas,
aún llenas de tus vástagos sueños.

Me besaste y yo creí 
que a pellizcos conseguiría 
la chispa que arde,
las cosquillas de mirar adelante
y no sentir la necesidad de mirar hacia atrás,
la electricidad de nuestros pulgares
al rozarse.

Me besaste y yo soñé
que volaba por el cielo,
pero al despertar
me sentí sólida y concreta,
con la serenidad de la desgana; 
me vi las alas aún inertes
de herrumbroso metal.



sábado, 16 de enero de 2016

A tus manos

Toda palabra que de mi boca se teje,
a ti llega en forma de gracia difusa,
de aliento exhausto
o sin aliento vivaz
y cálido,
para morir yo detrás de su estela
y regalarte la tinta de mis vísceras,
y la sangre que me queda.

No dudes encanto,
que hasta la palabra más apacible
y la coma más pausada,
desploman ambas su peso
despacio,
para verme en ti desplomada.

viernes, 15 de enero de 2016

Me pregunto

Me pregunto si a ti las noches también te gritan mi nombre hasta dejarte sordo. Si te despiertas sudoroso y ya no sabes si son lágrimas o vestigio de mi perfume. Si probar bocado es una excusa para imaginar mi sabor.
Me pregunto si a ti las pesadillas también te recogen en cada sombra. Si te aceleras al cruzar una esquina, por si me hallo detrás dispuesta a rozar tus manos y tu locura. Si inundarías el mundo a plegarias por un martillo en la sien, antes que un sólo recuerdo más te azotase en los crepúsculos.
Me pregunto si las risas no te parecen murmullos, y si los suspiros no te suenan a voces lejanas y distantes al cuerpo. Si no sientes que tu mirar se encuentra lejos, volando por unos caminos que sospechas hace tiempo recorriste. A veces me gustaría pensar que también besas esperando oír tu nombre de mi boca.
Me pregunto si también cierras los ojos para verme. Si la música no te parece lo suficientemente intensa si no te araña la espalda como yo lo hacía. Si las playas ahora sí que te parecen desiertas y podridas. Si recorres la tierra mojada lloviendo por si son mis lunares. Si el diablo no se burla de que te falte medio corazón, y la otra mitad no sepas donde se aguarda.
Me pregunto si tú también relees mis cartas sollozando, por encontrarme entre las curvas de las letras. Si esas cartas eran de verdad, al fin y al cabo. Si las letras te parecen falsas e ingenuas si no las pronuncian mis labios. Si sientes que vives porque puede que en algún instante vuelvas a verme cerrar los párpados y besar a la luna. Si el arte sólo lo aprecias cuando se esfuma, porque te recuerda a mis manos desapareciendo entre la bruma del adiós.
Me pregunto si pasear por la existencia también te resulta algo errático y vacío. Imprevisible, sin rumbo fijo o rumbo, que yerra a la deriva (si es que yerra). Como si faltase algo, o sobrase demasiado.

Solo me pregunto si en alguna ocasión
me sentiste tanto,
que no pudiste despegarme de tus olvidos;
ni de tus pisadas,
ni de tus manos.



miércoles, 13 de enero de 2016

La luz vestida

Se fue como el viento torrencial que trajo a mi vera
a llorar a las nubes,
y limpiar las calles,
que de trozos nuestros pintaban las aceras
y las hacían un poco más lúcidas,
intensas,
y verdaderas.

Pero se fue como las luciérnagas de sus pasos,
fugaz,
como el empuje de sus brazos a mis esquelas,
su forma de romper la rutina,
y los esquemas.
Tan bruto era su camino,
que al andar te arañaban sus grietas
y te susurraban sus huídas,
sus silencios,
sus barreras.

Hay senderos demasiado angostos,
pero el tuyo tenía esa mezcla letal;
esa azarosa manera
de combinar
la luz de la utopía,
con el viento de la escasez
y la brevedad.

Hay sombras llenas de monstruos,
hiel llena de gritos;
pero las hay que son blancas y pulcras
y se visten del negro de los miedos,
y el frío las dudas.

martes, 12 de enero de 2016

Nada más

Y cuántas cenas de navidad, cuánto oro pagado en roces, cuántas labios habrán sellado tus párpados.
Cuántos infinitos habrás probado, y vellos y suspiros te habrán regalado. Cuántas tierras de nadie habrás llegado a conquistar.
Cuántos sueños arropados.
Y mientras yo aquí jugando al juego del azar, perdiendo más copas que no me quedan, y más trajes para desvestirme en tus rincones.
Y juro que no es la primera vez que cerrar los ojos me hace vislumbrar el camino (que casualmente sigue el trazo de ese rizo rebelde que cae en el abismo entre tus ojos), pero tu fuerza se ríe del olvido mientras no sólo despoja mis harapos, sino mis pesadillas.
Y ha habido otros sentidos dulces y desiguales, tartas con guinda de regalo y paseos de madrugada para conquistar los parques (y darle envidia a las estrellas); pero cómo se derriten ante la ternura de lo nuevo, y cómo borran el cielo para dibujar conmigo (y contigo) una nueva estela de galaxias.

Y mientras yo, sin pausa para recordar el recuerdo, beber de lo prohibido; me encuentro con tus manos usadas y con planetas que desconozco entre tus dientes.
Y comprendo que ni tus ojos se retuercen por bañar mi silueta, y que si lo hicieran, sería completamente reemplazable.
Y entonces te vuelvo a sentir, y se me rompen los esquemas. Y detrás me rompo yo.

Punto

Era en ese punto donde se concentraba todo el camino a seguir, tan escondido durante innumerables años. La verdad, inmutable, de nubes rojizas; bañando el cielo del fuego de los artistas. Tiras blancas de lágrimas empedernidas, perdidas entre el azar y la botella de anís. Era el punto del comienzo, explosivo e ilusoriamente embriagador; como si el sentido de tantos desconocidos, de tantos poemas (y poetas) y tantas letras despojadas, tantas garras arrancadas y acongojadas ante la servidumbre de la ignorancia; se redujesen al infinito que reside en el espacio y tiempo nulos. El Aleph, tal vez, mi querido Borges, que presume y coquetea conmigo enseñándome a volar.
O tal vez tampoco sea mi (la) dirección. Tal vez es el alcohol agonizante de la incertidumbre.

sábado, 9 de enero de 2016

Tan cerca, tan profundo, tan lejos

Sé que estás aquí dentro,
muy hondo,
profundo.
Como el artista que se sienta en el ultimo vagón,
como correr a la deriva del tiempo;
tan profundo como hielo que se deshace,
como mi sueño en el café
y en tus recuerdos.

Estás aquí,
muy hondo,
lejos.
Como el camino que me lleva a mis pies,
como las vueltas del mundo cuando no me veo;
tan lejos como la inocencia,
como la lujuria sin tu perfume
y el cielo si no te encuentro.

Estás aquí,
muy hondo,
muy cerca.
Como tus labios en mis febriles sueños,
en el edredón sin lavar;
tan cerca que puedo olerte en las esquinas,
en la espera que se oculta en los silencios
y las palabras de mis versos.

Estás allí, acongojado;
sirviendo de pasto y vulgo a mi desesperanza,
calzando unas botas de olvido
que no pegan con el traje de diablo.
Estás aquí como un sueño,
como el abstracto sonido de mi corazón
siempre latiendo,
como esa no existencia que siempre te peinaba
y te hacía su dueño;
siempre tan cerca, tan profundo,
tan lejos.




No mueres

Qué fue de aquella playa,
de esos mares ceniza
que susurraban tu nombre sin escrúpulos,
que corriendo por los mares
nos mecían.

Qué fue de ese pelo
que despeinado subía por mi cintura,
de tus ojos ámbar expectantes
llenos siempre de sabiduría;
de tus lunares.

Qué fue de las promesas
que arrancamos de las nubes,
de nuestros dedos como nudos,
y nuestras manos como armas
o escudos.

Qué fue de la mentira que se posaba
en tu cuerpo de luz sombría
cuando se estremecía con mi carne,
mientras gritaba que vivir
no sabías.

No murieron aquellas líneas difusas
en mi espalda de mariposa,
ni tus tristes dedos feroces
buscando almas y espejos.

No mueren los castillos desnudados,
las chozas de luciérnagas;
ni el arte que se desbordaba
en cada palabra y cada verso.

No morirán mientras pueda
erguirte en la mañana que despierta,
y en la memoria que me persigue
y me endereza.

No morirán mientras al cerrar los ojos
sueñe con tus párpados secos,
las sinuosas entradas
que tus manantiales hacían
entre los surcos y mis huecos.

No mueres en mis cortinas
ni cuando me desvisten,
no mueres y aun no sé
si te hice existir,
o exististe.

sábado, 2 de enero de 2016

Lento

Quiero que todo ocurra lento,
muy lento.
Y cogerte de la mano arañando la locura
como si corriendo fuese hacia las brasas.
Abrazar el fuego, beber del veneno;
como si la muerte me diese el aliento,
como si del desaliento chispara la vida,
y fueras el dolor más erótico
y más necesario.

Quiero hacértelo muy lento,
y pellizcarte los labios
con los míos;
y sellarte, mientras, las mejillas,
que mis manos aparezcan a tu lado
y a mi lado tu risa,
tu pelo salvaje
escapando de mis cosquillas.

No cambiaré las sábanas,
no cerraré las cortinas;
aún tengo impregnado el olor de tus ansias,
tus miedos tatuados,
mi fuego, tus semillas.