Vivir sin sentir sería un sin sentido
"Sé el cambio que quieres ver en el mundo"
Pequeñas pinceladas literarias de rápido consumo
viernes, 24 de octubre de 2014
Have you danced today?
Amaba, y también comprendía. Amaba, de hecho, porque era
comprendida. Y en su inmenso conjunto de miradas encendidas, de fuego abrasando
y avivando la incertidumbre creciente y cegadora; ya el miedo se disipaba en
las cenizas. Porque el dolor compartido se reduce, porque es lo único cuya
pequeñez nos hace grandes, nos vuelve fuertes. Porque un vals no puede bailarse
sin una mano que te sujete y te atraiga hacia sí.
Moving on
Eso no podía ser escribir. Escribir era mirar al cielo
y ver suspiros, oler atardeceres; mientras lo plasmas con toda la emoción que
se adentra en tu espíritu hambriento. Escribir era buscar comprensión; era
andar entre tumultos en la acera y pedir ayuda sordamente, con un sonido único
e irrepetible: el significado. Escribir es llorar y reír, es sentir que las
grietas del suelo se clavan en tus zapatos por algún motivo, respirar el
sentido que purifica el aire, que no es otro que el transcribir la emoción.
Darle un toque de subjetividad al entorno; tintarlo de sonrisas torcidas que
son alegres, de relámpagos apagados que relajan, de lágrimas ávidas de deseo,
de desesperanza e ilusión fundidas. Escribir es filosofía, es criticar.
Escribir es, al final, vida. Escribir es escribirte.
jueves, 9 de octubre de 2014
Instinto.
El punto de luz se desvanecía entre murmullos que no querían, que no debían ser escuchados. El fuego se consumía entre el ruido de los recuerdos golpeando la nimia esfera cristalizada que era mi hogar. Mi refugio, mi soporte, mi caballo de Troya. Mi enredadera de pana, mi licor aullante, mi puñal de rosas.
Todo queda englobado en el círculo. Se aleja por las calles, camina rápido y tenso entre el redil de colillas mutiladas, entre suspiros de mar ahogados en cascadas de lágrimas. Sus gritos eran veneno, eran la mutilación de la esperanza, el revivir del absurdo estar sin estar.
No te has marchado, aún puedo seguirte el rastro de pisadas sin destino. No has desaparecido, y ya te echo en falta.
Todo queda englobado en el círculo. Se aleja por las calles, camina rápido y tenso entre el redil de colillas mutiladas, entre suspiros de mar ahogados en cascadas de lágrimas. Sus gritos eran veneno, eran la mutilación de la esperanza, el revivir del absurdo estar sin estar.
No te has marchado, aún puedo seguirte el rastro de pisadas sin destino. No has desaparecido, y ya te echo en falta.
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