Vivir sin sentir sería un sin sentido

"Sé el cambio que quieres ver en el mundo"


Pequeñas pinceladas literarias de rápido consumo


domingo, 26 de abril de 2015

Emergiendo, resurgiendo

Paremos un momento,
que con prisa olvidamos nuestros sueños.
Paremos un minuto,
que esta rapidez nos sume en el silencio,
que ser veloz no apaga estruendos.

Y ahora mira al cielo,
intenta adivinar el surco de la brisa.
Y ahora escruta tu rostro,
sé partícipe de tu inexplicable sonrisa.
Y al fin adéntrate más profundo,
y busca esa mala zancada,
ese tropiezo de arenas movedizas;
y cuando con cuidado lo vendes,
cuando cures sus heridas;
ya sabes, nunca corras,
sólo camina.

martes, 14 de abril de 2015

Across the universe?

En la parafernalia de los días;
el rojo de tus párpados cerrándose en el crepúsculo,
que arremete resignación en suspiros asincrónicos,
que purifican y envilecen mi turbio estado de ánimo,
que volátil se enrolla en la sonrisa de tus legañas;
a veces despierta el ensueño de mi pesar.
De párpados rojos en sangre sumidos,
de asincronía resignada en suspiros sordos,
de pura y vil alma rota en anhelo anhelante;
del volátil poema que al extrañarte compongo.

miércoles, 8 de abril de 2015

Negro es sólo el cuaderno

Nota mental: En un día X, porque hace mucho que dejé de contar, o tal vez nunca lo hice; he abierto el cuaderno de tus sombras y vaivenes acompasados, y al retratar tu sonrisa en la vigilia de mi recuerdo, mis lágrimas no han sentido necesidad de descender a la superficie a buscarte entre los rincones de la casa.

Sé donde está cada ápice de mi desorden personal

¿Sabéis esos días en los que sientes que podrías escribir algo completamente diferente a lo usual sin sentirse ajena en tus propias carnes? Como si algún otro destello escondido de tu carácter emergiese con fuerza, y saliese de una incertidumbre que hasta entonces le ha dado cobijo y algo para comer (imagino).
¿Conocéis ese momento de solidaridad consigo mismo? ¿De caminar a ras del viento y observar que, dentro de tu propia perdición, en el interior de esa profunda catarsis que circunda tu vida cotidiana; eres capaz de sencillamente ordenarte? ¿Ordenar el desorden? ¿Mantener en profunda actividad y emoción una calma que bien sabes que reside en ti?
O a lo mejor es sólo confianza. O tal vez son sólo algunos delirios más de tantas vueltas que ya sabéis que me gusta dar.
¡Pero qué bien le sienta a mi entereza el orden, aunque sea muy profundo! Ya no sé si el autoengaño reside en la explosión vital o en el razonamiento exahustivo. ¡Maldita sea, razón! ¡El único síntoma para diagnosticarte es la necesidad de un orden casi tan enfermizo como tú!