Vivir sin sentir sería un sin sentido

"Sé el cambio que quieres ver en el mundo"


Pequeñas pinceladas literarias de rápido consumo


martes, 16 de septiembre de 2014

Qué.

Esa lágrima traviesa que engendra un nuevo día, un nuevo horizonte. Ese estar en una nube criofijada, en una sonrisa disimulada, en una mirada que revuelve las mejillas. Ese vaso de agua fría que cae como en un ensueño, en el cabello, en la rotura de unos sueños ya marchitos. Ese impulso que la tierra nos otorga, ese caminar que el sol ilumina con la envergadura y la sencillez de una caricia, la brisa que alberga un otoño voraz.
Ese sentir tan insano, tan vivo, tan penetrante, tan doloroso. Tan añorado.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Balanza

Y todo parecía perecer. Y el corcel se despegaba de mi, se debilitaba su pegamento en mi piel; agitaba sus alas, escapaba de su mullido nido, del corazón que se agrietaba ignorando las manecillas del reloj. Y los segundos seguían trascurriendo, y él ya se había alejado, ya se encontraba entre tus brazos, entre tus ropajes raídos, entre tus vigorosos abrazos de amargura.
Y tu mirada era un espejo. Éramos vacío, éramos oscuridad, éramos noche sin luna, lamentos de muerte prematura.
Y me sorprendió tu leve asentimiento, tu sutil forma de abandonar mi suave Pegaso. Tu vista lo fijaba, pero tu mente lo aniquilaba sin piedad alguna, sin demora.
Y por alguna extraña razón, el halo de tu alma, de tu especial y propio corcel; me alumbró la entereza, arropó mis harapos restantes. Y supe. Supe que el intercambio equivalente existía, y que residía en nuestros escondites más sinuosos. Y supe que me alumbrarías, que tu Pegaso personal me haría llegar esa fuente insaciable de calidez que a veces resulta casi inverosímil, y que me harías volar hacia lugares que nunca fuesen inhóspitos. Aquellos en los que te encontraras.