Vivir sin sentir sería un sin sentido

"Sé el cambio que quieres ver en el mundo"


Pequeñas pinceladas literarias de rápido consumo


martes, 18 de febrero de 2014

De poca envergadura

¿Y qué más da lo que hagamos si al final, al ir más allá, al rozar la causa suprema, nos percatamos de que no somos importantes? Por la sencilla razón de que somos prescindibles. Nos necesitamos los unos a los otros. Nos afectan nuestras propias decisiones, aunque no nos atañan directamente, sólo por el hecho de pertenecer y compartir el mismo origen, la misma especie. En última instancia, somos inmiscuidos, englobados y abarcados por nuestra trayectoria común. Cada fallo lo sentimos como nuestro, incluso es posible percibir decepción cuando erra alguien ajeno, si cabe, a tu cultura. Pero, ¿acaso eso es realmente trascendente? ¿Qué somos aquí nosotros, que necesitamos el contacto y calor de la sociabilización, para merecer convertirnos en algo sustancial? Parece que hubiese algo más alto que la razón, más profundo que el alma y el pensamiento, a lo que atribuirle el cobrar importancia. ¿Por qué sentiría sino la irrelevancia inherente al ser humano cuando realmente hay una relación constante e imborrable entre nuestros deseos y preocupaciones? ¿Cual es el criterio para atribuir la cualidad de trascendencia? ¿Se requiere acaso de un ser al que afectar para destacar como ente real? Y siendo yo de naturaleza poco significativa, ¿Por qué soy capaz de llegar a este razonamiento?


4 comentarios:

  1. Yo creo que la importancia es algo tan relativo, la importancia esta vinculada a un para que. Algo aislado no puede ser importante, de la misma manera que algo para ser tiene que no ser todos los demás seres. Si te paras a pensar todas aquello que conoces lo conoces por comparación, conoces la felicidad porque conoces el sufrimiento,conoces el negro porque conoces el blanco. Puede que sea un razonamiento simplista pero yo creo realmente que es necesaria una gran cantidad de contrastes de insignificantes para crear un significante todo

    ResponderEliminar
  2. La trascendencia nace con la cultura. Sin recuerdos, memoria ni comunicación no hay trascendencia. Aquello que ha "trascendido" por así decirlo hasta ahora no es más que un saber otorgado. ¿Sólo los seres humanos trascienden al tiempo? No, Lucy (nuestra antepasada Australopithecus) por ejemplo podríamos decir que ha trascendido ¿Por qué? Por el mero hecho de existir, sin dejar de ser tan prescindible como el resto de seres. Sin embargo, ¿para quién es trascendente? Sólo para nosotros, solo para los humanos, o al menos somos los únicos que nos damos cuenta de ello en este planeta (cubriéndome las espaldas contra posibles argumentos pro vida inteligente extratrerrestre).
    La idea de trascendencia morirá con nosotros. Podemos aplicársela al resto de seres vivos, pero en este caso deberíamos matizar: ¿qué se puede considerar como un hecho trascendente? ¿Debe de ser un hecho consciente?
    De cualquier forma, la trascendencia no deja de ser una invención nuestra. ¿Qué te parece?; hemos trascendido por idear la trascendencia.
    Dejando de lado la epistemología, centrémosnos en la metafísica: ¿qué es la trascendencia?
    Etimológicamente, proviene de trans, más allá, y scando, escalar. Nuestra amiga wikipedia nos otorga una definición, que no me deja del todo satisfecha, la verdad; en la que nos explica que trascender significa ir más alla, superar los límites o restricciones, etc.

    Mas no creo que estés pensando de ese modo. A mi humilde parecer, trascendencia se relaciona con dejar huella, ser el responsable de un cambio o una situación importante.
    Es el sexto eslabón de la pirámide de Maslow, y que apuntes tan alto dice mucho de tí, dado que doy por supuesto que el cavilar sobre todo esto procede de un deseo interno de no sentirte prescindible (?). Aunque es una pregunta estúpida, ¿quién quiere sentirse inútil? Pero la deducción no lo es tanto, pues el resto de personas simplemente no se lo plantean.

    ¿Por dónde iba? Siento ser tan dispersa, quizás me he emocionado, pues llevabas un tiempo sin publicar y has escogido un tema interesante.

    'Dejar huella'... Por desgracia, de igual manera que se puede trascender al conseguir un bien colectivo, también podemos dejar de ser prescindibles por lo contrario; pues en este caso ya no podemos afirmar que nada cambiaría. Nuestra existencia deja de dar igual y empieza a ser un problema tanto para el resto de seres vivos como para nosotros mismos.
    Muchas veces (quizás debido a nuestra tendencia por centrarnos en lo que nos falta y no en lo que tenemos, con nuestro pesimismo siempre presente) llegan a ser más relevantes las atrocidades que los actos de bondad. Triste, ¿no es cierto?

    Es completamente normal sentirse prescindible, contingente, inútil. De hecho a veces comparto tu opinión, ¿qué estamos haciendo aquí más allá de destrozar las cosas?
    O ya más personalmente, acabamos por plantearnos cuál es el sentido de la vida.
    Como me gusta mucho divagar, ya lo tendrás que haber comprobado anteriormente; paro aquí con esta vertiente en concreto, para dejarte a tí escribir sobre el tema, y que nos ilumines y aportes sabiduría con ello.

    - "¿Oh, pero cómo puedes decir que yo os puedo aportar algo?"

    No quiero ni que te lo plantees, siempre podrás tener algo que aportar, solo hace falta cavilar lo suficiente sobre ello.

    Recuerda: Hasta las palabras más necias están formuladas con muchísima sabiduría, aunque solo sea la procedente del propio lenguaje que utilizan.

    Así que olvidemos eso de "oídos sordos" y a escuchar. En el peor de los casos se puede aprender qué no hay que decir.

    Coincido también con Marta M., cuya sabiduría trasciende del lenguaje.
    El punto de referencia que utilices será la clave.

    A todo esto termino ya. Mi marcador metadiscursivo de conclusión va a ser utilizado para darte las gracias por estos momentos en los que me permites a mí y a todos los que te lean, cavilar sobre temas profundos como un pozo. Siempre se agradece el reflexionar, poniendo a trabajar un músculo que no nos provoca luego unas horribles agujetas.

    ResponderEliminar
  3. Realmente esto provenía del simple enunciado: No somos trascendentes pues no somos imprescindibles. Somos únicamente importantes para nuestro círculo, nuestra especie. Es como si el mundo se organizara en determinados círculos, que son importantes para ellos mismos y no para el resto. Sí, tenemos relevancia para otros seres vivos, pero realmente podrían vivir sin nosotros. Si no existiéramos todo hubiera transcurrido de igual manera, por lo que eso nos otorga una inutilidad que es además extrapolable al resto de especies.
    Pero creo que sí que Marta tiene ahí la clave, porque se necesita un punto de referencia para definir lo "importante". La "trascendencia" es un concepto. Sinceramente, me siguen maravillando las palabras y los conceptos, sobre todo después de saber la teoría de Kant y de como vamos reconciliando y uniendo datos hasta formarnos ideas en nuestra mente que no tienen por qué existir. Impresionante.
    Por último (marcador metadiscursivo jeje) daros las gracias a vosotros por hacerme a mí reflexionar aún más y darme nuevos puntos de vista, sin estas conversaciones cavilar pierde mucho sentido >__<

    ResponderEliminar
  4. Y perdonadme por tardar en contestar y hacerlo de esta manera tan pobre. De alguna manera, no me sentía con fuerzas y no me salía contestar

    ResponderEliminar