Paremos un momento,
que con prisa olvidamos nuestros sueños.
Paremos un minuto,
que esta rapidez nos sume en el silencio,
que ser veloz no apaga estruendos.
Y ahora mira al cielo,
intenta adivinar el surco de la brisa.
Y ahora escruta tu rostro,
sé partícipe de tu inexplicable sonrisa.
Y al fin adéntrate más profundo,
y busca esa mala zancada,
ese tropiezo de arenas movedizas;
y cuando con cuidado lo vendes,
cuando cures sus heridas;
ya sabes, nunca corras,
sólo camina.
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