Vivir sin sentir sería un sin sentido

"Sé el cambio que quieres ver en el mundo"


Pequeñas pinceladas literarias de rápido consumo


miércoles, 19 de junio de 2013

Enlaces iónicos.

Una ráfaga. Ojos verdes, ocres. Me miran, penetran, arañan. Sonríen, me sonríen. Una luz; cálida, envolvente, llena la sala de surcos de labios, de sonrisas, de magia, de corazones entrelazándose, uniéndose. Son uno, juran. Se combinan, se abrazan, se complementan. Uno cede, el otro adhiere. Todo estalla de luz, felicidad, calma, estabilidad. Nada que temer, forman la red cristalina más resistente jamás vista. Escudos de corazones, espadas de esperanza.
Pero en el fondo, en lo más hondo, no supone nada. Tienes que pensarlo para percatarte de la belleza de tu situación. ¿Tienes que pensarlo? El enlace es irreal, está desgastado, debe romperse. Las almas se separan. Vuelven a estar incompletas, tal vez nunca estuvieron llenas del todo. Quizá solo esperen más. Un espíritu lo suficientemente fuerte como para matarte con solo rozarte.
Y un día taciturno, reflexionando en tu vacía cama, te acuerdas. Rememoras todos tus recuerdos perdidos. Imágenes guardadas en un baúl del que desconocías su existencia. Vuelves a saborear el sabor de la derrota, pero también el del triunfo. Recuerdas todas tus emociones. Resurgen de las cenizas. Ya nada es pasado. Ahora no existe el tiempo. Recuerdas otros amores, los que tú consideras de verdad. Fuertes, extasiantes, pasionales y egoístas. Dolorosos, crueles, obsesivos e imperdonables. Pero no suponen nada. No significan nada, no logras advertir atisbo alguno del ayer. Y entonces recuerdas el enlace. Los ojos verdes, ocres. Las miradas y las sonrisas. El estómago se revuelve, llora flojito, pero llora. Añora, anhela, desea. No es fuerte, nunca lo fue, pero al menos fue. Consiso pero real. Sigue existiendo a pesar del tiempo, y está guardado en una cajita, donde picotea, quiere salir, pero es muy pequeño. No mata, no muerde, no tiene la suficiente intensidad, pero es real.
Y entonces es cuando te preguntas, flor del desierto, cual es el amor verdadero; el que nace del fruto del deseo o el dulce y duradero.

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