Vivir sin sentir sería un sin sentido

"Sé el cambio que quieres ver en el mundo"


Pequeñas pinceladas literarias de rápido consumo


sábado, 6 de septiembre de 2014

Balanza

Y todo parecía perecer. Y el corcel se despegaba de mi, se debilitaba su pegamento en mi piel; agitaba sus alas, escapaba de su mullido nido, del corazón que se agrietaba ignorando las manecillas del reloj. Y los segundos seguían trascurriendo, y él ya se había alejado, ya se encontraba entre tus brazos, entre tus ropajes raídos, entre tus vigorosos abrazos de amargura.
Y tu mirada era un espejo. Éramos vacío, éramos oscuridad, éramos noche sin luna, lamentos de muerte prematura.
Y me sorprendió tu leve asentimiento, tu sutil forma de abandonar mi suave Pegaso. Tu vista lo fijaba, pero tu mente lo aniquilaba sin piedad alguna, sin demora.
Y por alguna extraña razón, el halo de tu alma, de tu especial y propio corcel; me alumbró la entereza, arropó mis harapos restantes. Y supe. Supe que el intercambio equivalente existía, y que residía en nuestros escondites más sinuosos. Y supe que me alumbrarías, que tu Pegaso personal me haría llegar esa fuente insaciable de calidez que a veces resulta casi inverosímil, y que me harías volar hacia lugares que nunca fuesen inhóspitos. Aquellos en los que te encontraras.

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