Vivir sin sentir sería un sin sentido

"Sé el cambio que quieres ver en el mundo"


Pequeñas pinceladas literarias de rápido consumo


jueves, 11 de diciembre de 2014

1,2,3...ahora, respira.

Hay días que algunos respiramos, otros buceamos en el aire, como humanos fuera del cielo. Hay días que son días, sin más, sin otra definición. Días en los que hay que morir para seguir viviendo, en los que te mutilarías para seguir apreciando al día siguiente aquellos ácidos y refrescantes matices que te impulsan. Días de invierno cálidos, nieve gélida y enredada en un mediodía de agosto. Días en los que la añoranza reina y cubre tu cúpula de cristal, en los que tus rizos limpian las lágrimas de mis recuerdos, sin comprender que ellos son la causa de tal torrente de suspiros.
Y, asombrosamente, hay días que, a pesar de que todo lo anterior se una y entrelace sus brazos en un revuelto demasiado heterogéneo; de repente consigues ver. Y miras, y todo cobra especial atención. Y el parche que cubre tus pupilas se desvanece; y tus pestañas invitan a tus ojeras a alzarse triunfantes, a permitir a tus ojos mirar. Mirarte.
Y allí se encontraba el mundo. Singular, delicado y fuerte. Bello. Tal vez inalcanzable, pero en cambio él no deja de envolverte con una sonrisa imperceptible a los sentidos. Al menos a los corpóreos (¿Quién no ha sentido que el alma se escapa entre simples palabras, que la vida se guarda y se alimenta detrás de la poesía?).
Hay días que, sencillamente, son algo más que días. O eso quiero creer.

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