Vivir sin sentir sería un sin sentido

"Sé el cambio que quieres ver en el mundo"


Pequeñas pinceladas literarias de rápido consumo


domingo, 30 de agosto de 2015

Solitario compañero

A veces sólo me gustaría poder cerrar los ojos y poder ver oscuridad al descender el telón de mis párpados. Negrura, silencio, tranquilidad.
Pero es ámbar el tinte de mis sin sentido. Son tus ojos los que aparecen al entrelazarse mis pestañas; y son tus miradas las que, anhelantes y profusas, me ruegan que las cambie por nuestras manos comenzando a rozarse.

Y entonces viene el principio, no me cuesta saborearlo en cada instante. Aún recuerdo cada tímida sonrisa aparecer de improvisto. Sin duda ambos estábamos empezando a andar, como dos extraños que ahora ya habían rebuscado y encontrado una razón para mover los pies. Y uno, y dos. Y era diferente, pero no dolía; era nuevo, casi costaba asimilarlo. Y un paso más. El pie se tuerce, ¡Oh dios mío, voy a caer! ¿Qué será el dolor? Porque habíamos asumido que el sufrimiento era la malla necesaria para envolver nuestra cada vez más certera cercanía, que poco a poco veíamos más próxima (el rojo del rubor de tus mejillas más y más cálido).

Echando la vista atrás, cómo saber si las grietas que nos hacíamos a consciencia escondían debilidad o fortaleza. Y sospecho que en realidad no es importante, que lo que me trajiste no había de tener ninguna finalidad más que ello en sí: ser hueco y ser montaña a la vez. Ser el faro que los niños desean aunque sus remilgados padres no vean apropiado visitarlo. En otras palabras, ser un refugio.
¿Y qué fue lo que me trajiste? esa pregunta lleva revolviéndose entre mis sin sabores y alguna que otra luz intermitente que siempre me acompañan. Aparece como un suspiro, asciende por mi cuello; elevando el vello de mi piel y rozando fibras que creía inexistentes; y entonces se instala en mi oído, desde donde llega a la cuna de la diana reptando por mis laberintos, despojándome de mis miedos y mirando mi desnudo con la arrogancia del conocimiento. Y como luz tras el túnel me enseñas lo que has forjado, mientras salimos a una explanada de un profundo color verde, y un cielo tan en calma como despejado(r). ¡Es precisamente eso! gritas mientras revientas de pura emoción desbordante.
Fue vida lo que se avecinó con tu llegada. Fueron las perspectivas, fue cambiar la forma de mis pupilas. De repente el tacto rugoso de los árboles, el color y la manera de bailar de las hojas marchitas en otoño, incluso un sencillo paseo a ras del viento; era... mágico, brumoso como un sueño.

Tal vez porque es cierto, no tendría por qué estar allí. Aprendí a valorar el instante por encima de casi cualquier verdad absoluta, el amor era la brasa del destino, y vivir en sí se convirtió en una forma de canalizar el poder que escondemos entre mantos y mantos de piel y hueso.
Pero algo se arremetía inconscientemente en mi ser y lo sabía(mos). Encontré entonces, al cavilar, la soledad del saber que nadie sentía la vida de ese modo. La abstracción absoluta al comprender que no quería ser mero pasajero de la existencia, pero que, al igual que estaba condenada a arañarme y a besarme con cada segundo, también lo estaba a no poder elegir. Hallé huellas del dolor que me visitaba cuando el cambio imperecedero e intocable se hacía...real. ¡Yo podía saber el significado de una rosa, pero no iba a ser yo quien decidiese que ella debía crecer en mi camino!

Aunque, y ya para acabar con estas memorias bajo llave, aún tiemblo de terror cuando logro atisbar cuán grande fue (y es) el mayor desasosiego que descubrí al cruzarte. Tú, que tanta amargura y vigor guardabas en tus labios, me enseñaste de veras lo que era una mano compañera en cualquier sentido que pudiese usarse esa expresión; pero a la vez conseguiste que otra mano vecina resultase insultante como posible amiga.
Tú, que tenías un poblado desierto en cada mirada, me enseñaste la soledad del amor.



3 comentarios:

  1. Alis esto es humillante para mi porque debería decírtelo a la cara pero pienso en ti desde hace mucho, si tu quisieras podríamos intentar algo. No me digas que has leído esto porque ni si quiera sé porque lo hago por aquí xD solo piensatelo, si quieres podemos darnos una oportunidad y tener algo, no hoy ni mañana pero seguir como estamos hasta que surja ^^

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    1. Saludos amable desconocido, dime, ¿como esperas que algo surga comentando de forma anónima? Se de buena tinta que Alicia es una chica excepcional, y estoy seguro de que ha leído tu comentario, ¿pero que esperas que conteste? Ahora mismo solo eres un amasijo de palabras en internet. Vendete un poco, cuéntanos lo que vales, y tal vez tengas una oportunidad.

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    2. Supongo que exactamente eso, que no conteste para nada. Querer a alguien hace que peligre ese mínimo rastro de cordura que creemos poseer. Racionalmente esta persona no quiere que Alicia cambie su relación con él/ella, por lo que sería contraproducente confesarlo. Sin embargo hay momentos en los que las múltiples reacciones químicas te desbordan, se apoderan de ti... ¿qué mejor herramienta que el anonimato cuando hemos perdido el autocontrol?
      De alguna forma está calmando a su subconsciente al mandar el mensaje, acallando una vocecilla demoníaca que no cesa en su intento de satisfacer su pulsión más peligrosa, y al mismo tiempo consigue que sea una acción sin consecuencia, desconectando el efecto de su causa.
      Brillante es el cerebro humano, ¿no te parece?

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