A veces me gustaría devolverte las mareas de vida que haces resurgir y desembocar en las orillas de mis grietas. La impotencia emerge entonces, presa de la intransigente incapacidad de poder darte cada ápice de la luz de las comisuras de mis labios. No puedo envolverte con toda mi ternura si no dejas de crear(me) nueva.
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