Vivir sin sentir sería un sin sentido

"Sé el cambio que quieres ver en el mundo"


Pequeñas pinceladas literarias de rápido consumo


jueves, 1 de enero de 2015

Nunca fui verdad.

Ahora no puedo soportar que me dejes sola;
no cuando yo soy la primera que lo he hecho,
no cuando ya no estoy,
cuando mis manos apesadumbradas caen sobre mi regazo
mientras el silencio se adentra,
mientras tus ojos (o los míos) me piden clemencia,
mientras el sol hace tiempo que se escondió.

Y es saberte imperceptible,
Estar segura de tu ya perenne inseguridad,
de tus pensamientos arraigados a las cenizas de mis manos.
Y ya no te pido un abrazo, amor.
Ya tu calor no me hace resurgir
No porque la pureza de mis emociones se extinga,
sino porque soy yo la que no puede abrazarse,
soy yo la que no puede devolverte la calidez,
porque ya no tengo brazos,
Tal vez me los arranqué.

Y me pesa más la conciencia que la experiencia,
y los años no cicatrizan en mi espíritu,
y no sabes, cielo, cómo sienta no tenerse.

Los ropajes se consumieron,
Yo misma los quemé con la hiel de mi aliento.
Ya no me quedan fachadas, amor.
Las máscaras han desaparecido,
Las ha raído el viento,
Se las ha llevado a donde él mismo desconoce.
Sí, adivina, estoy hablando de mí,
de la incertidumbre que arrastran mis talones.

Ya no me quedan fachadas con las que tropezar,
Ahora sólo quedan las miradas perdidas que tanto taché,
Los monstruos de los que tanto me reí,
La soledad que tanto rechacé, con la que tan cruel fui.
Y la ayudé a despedazar su propio cuerpo,
En un ataque de suicida salvación
Y así poco a poco me voy deshaciendo.

Cómo explicar que esa pérdida de vida
Esas arrugas marchitas por los recuerdos,
Esos retazos de sueños;
yo los curé, yo los mimé,
Yo los desprecié,
pero siempre en otros.

Y esas nubes de polvo que ciegan parecen de ensueño,
Y el suelo tan cercano a mi nariz me está golpeando,
Pero hace tiempo que mi cúpula se encerró
Aunque creo, en el fondo, que ni si quiera estoy dentro,
Que entre las marcadas arrugas de mi interior
me olvidé las llaves dentro de mi cajón,
mientras esperaba alzar un estrepitoso vuelo.

Y estoy exhausta de sentir que nada es comprensible,
que absolutamente nadie puede entender
Cuando sé de sobra que tampoco he dejado translucir,
Que mi entereza es un absurdo revólver de misterio
Que dispara única y exclusivamente al letargo de mi consciencia,
Y yo caigo revenida,
Y me visto con las sombras, las invito a bailar
Y no hay pista de baile más comprimida
Que mis lágrimas en este mar de sal.

Amor, ya no puedo quererte,
ya no estoy.
Espero que lo entiendas, porque yo no sé hacerlo.
¿Juegas conmigo? ¿Me arañas a palabras?
¿Me describirías?
Porque lo que en realidad me da miedo aceptar,
lo que no sería capaz de conocer,
Es saber que si no estoy, es porque nunca existí,
porque como todo al final,
nunca conseguí ser de verdad.

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